jueves, 7 de julio de 2016

AMOR REVOLUCIONARIO


En los últimos tiempos  una oleada de odio se ha desatado por el  mundo. Odio hacia quien no profesa mis mismas creencias, odio a quien tiene el color de la piel diferente, odio al que tiene  preferencia sexual diferente, odio a los desplazados de sus tierras, odio  simplemente a quien tiene o no tiene lo que yo tengo.
Es tan fuerte este Odio, que es de unos pocos, parece que desplaza a los muchos que pensamos que el AMOR debe ser la base de la vida.
Josefin Henlund* nos propone el AMOR como una práctica revolucionaria  y desde su punto de vista la única fuerza que puede marcar la diferencia en un mundo como el de hoy.
La pregunta sería si sabemos lo que significa amar. El amor verdadero es una práctica de todos los días, se forja a través de  acciones congruentes con lo que pensamos. Es un compromiso permanente con el otro que despierta sentimientos que se cultivan y pertenecen a  este superior. La solidaridad, trabajar por el bien común, la compasión, la comprensión, el dialogo, la amistad…pero muchas veces hablar de estas cosas parece ser para muchos de los intelectuales ingenuo y casi siempre no le llaman a las cosas por un solo  nombre: AMOR o falta de él. Así nace el racismo, la xenofobia, sectarismo, marginación, autoritarismo, fundamentalismo.
En una sociedad  competitiva, donde todo lo que  interfiera con la productividad, y la  eficiencia que se da en  horarios extendidos hasta el agotamiento, a la renuncia muchas veces de una vida personal. Así   el descanso, el esparcimiento donde podría florecer el AMOR  se le  restringe cada vez más  de una manera alarmante  y  queda reservado para aquellos  que lo pueden "comprar".  Una sociedad  que regula, que divide, que encasilla, que pulveriza, es una sociedad castradora y  no podemos dejar que esto continúe.
El AMOR pasa a segundo término cuando es mejor emplear a hombres que a mujeres, pues ellas significan  “problemas”, entre los que están el AMOR  y dedicación por sus hijos, que se enferman y  necesitan atención. El AMOR pasa a segundo término cuando somos incapaces de perdonar aun cuando eso signifique el conflicto y la guerra. El AMOR pasa desapercibido cuando consumimos y desperdiciamos aun sabiendo de los millones que no comen y que no beben. La indiferencia  es ¡falta de AMOR! Tenemos que tomar partido y luchar por ello. De pronto nos encontramos aprobando la desigualdad, la intolerancia, la mezquindad…Y así se ha dado  una trasformación en nuestros valores y  la inercia de los que pensamos diferente lo estamos dejando ser.
Calificar el éxito desde el punto de vista económico, nos ha llevado a la competencia sanguinaria que sacrifica lo que sea necesario para obtenerlo. Llámese familia, amigos, medioambiente o renuncia a una vida personal. Mundo donde no cabemos todos y aquí nos deberíamos preguntar ¿qué hago yo?
Quiero acabar con esta reflexión con la de otra mujer, la escritora argelina Houria Boutelja quien en la introducción de su libro “Los blancos, los judíos  y nosotros” se pregunta:

 "¿Qué ofrecer a los blancos a cambio de su declive y las guerras que éste anuncia? Una sola respuesta: la paz. Un solo medio: el amor revolucionario. Las páginas siguientes son sólo un enésimo intento –probablemente desesperado– de fomentar esta esperanza. En realidad, solamente mi espantosa vanidad me permite que lo crea."