En los últimos tiempos una oleada de odio se ha desatado por el mundo. Odio hacia quien no profesa mis mismas
creencias, odio a quien tiene el color de la piel diferente, odio al que
tiene preferencia sexual diferente, odio
a los desplazados de sus tierras, odio
simplemente a quien tiene o no tiene lo que yo tengo.
Es tan fuerte este Odio, que es de unos pocos, parece que
desplaza a los muchos que pensamos que el AMOR debe ser la base de la vida.
Josefin Henlund* nos propone el AMOR como una práctica
revolucionaria y desde su punto de vista
la única fuerza que puede marcar la diferencia en un mundo como el de hoy.
La pregunta sería si sabemos lo que significa amar. El amor
verdadero es una práctica de todos los días, se forja a través de acciones congruentes con lo que pensamos. Es
un compromiso permanente con el otro que despierta sentimientos que se cultivan
y pertenecen a este superior. La
solidaridad, trabajar por el bien común, la compasión, la comprensión, el
dialogo, la amistad…pero muchas veces hablar de estas cosas parece ser para
muchos de los intelectuales ingenuo y casi siempre no le llaman a las cosas por
un solo nombre: AMOR o falta de él. Así
nace el racismo, la xenofobia, sectarismo, marginación, autoritarismo, fundamentalismo.
En una sociedad competitiva, donde todo lo
que interfiera con la productividad, y
la eficiencia que se da en horarios extendidos hasta el agotamiento, a
la renuncia muchas veces de una vida personal. Así el descanso, el esparcimiento donde podría
florecer el AMOR se le restringe cada vez más de una manera alarmante y queda
reservado para aquellos que lo pueden "comprar". Una sociedad que regula, que divide, que encasilla, que
pulveriza, es una sociedad castradora y no
podemos dejar que esto continúe.
El AMOR pasa a segundo término cuando es mejor emplear a
hombres que a mujeres, pues ellas significan
“problemas”, entre los que están el AMOR
y dedicación por sus hijos, que se enferman y necesitan atención. El AMOR pasa a segundo
término cuando somos incapaces de perdonar aun cuando eso signifique el
conflicto y la guerra. El AMOR pasa desapercibido cuando consumimos y
desperdiciamos aun sabiendo de los millones que no comen y que no beben. La
indiferencia es ¡falta de AMOR! Tenemos
que tomar partido y luchar por ello. De pronto nos encontramos aprobando la
desigualdad, la intolerancia, la mezquindad…Y así se ha dado una trasformación en nuestros valores y la inercia de los que pensamos diferente lo
estamos dejando ser.
Calificar el éxito desde el punto de vista económico, nos
ha llevado a la competencia sanguinaria que sacrifica lo que sea necesario para
obtenerlo. Llámese familia, amigos, medioambiente o renuncia a una vida
personal. Mundo donde no cabemos todos y aquí nos deberíamos preguntar ¿qué hago
yo?
Quiero acabar con esta reflexión
con la de otra mujer, la escritora argelina Houria Boutelja quien en la introducción de
su libro “Los blancos, los judíos y
nosotros” se pregunta:
"¿Qué ofrecer a los blancos a cambio de su
declive y las guerras que éste anuncia? Una sola respuesta: la paz. Un solo
medio: el amor revolucionario. Las páginas siguientes son sólo un enésimo
intento –probablemente desesperado– de fomentar esta esperanza. En realidad,
solamente mi espantosa vanidad me permite que lo crea."