Ahora que se fue
nuestro Chapulin Colorado, quien se enfrentaba a todo con osadía nadie
nos podrá defender sino nosotros mismos de nuestros Servidores Públicos, que
poco a poco se han apoderado de nuestras instituciones y se enseñorean como si ellos fueran los dueños. Un lugar
donde se ofenden cuando les pides cuenta y aun
encontrándolos culpables nos los puedes despedir. Hemos estado muy desatentos como ciudadanos y
en parte hemos contribuido a ello, y
ahora se han enquistado de tal forma que hasta el
servidor más humilde que nos atiende en la ventanilla se da el lujo de atenderte
de mala manera, hacerte esperar aun siendo hora de trabajo. Todos nos están
robando de una u otra forma, nuestro dinero o nuestro tiempo. Lo primero que
debería hacerse para elegir a un burócrata para cada puesto es haciéndole un
examen a concurso de competencia, y exigir que hagan su trabajo bien y
expedito. Estoy enfurecida por que las noticias no son halagadoras para el país
que ha sido tomado por una horda de rufianes y además en el día a día nos toca
vivir su ineficiencia. Me toco ir al tránsito de Playa del Carmen quienes han decidido que los ciudadanos
quienes vamos hacer algún trámite nos
estacionemos, no adentro de un estupendo espacio hecho para tal cometido con
sus cajones perfectamente pintados y lugares para discapacitados cerca del
edificio, sino por fuera de la barda,
donde a pesar de muchos meses de haber sido levantada su parte externa no cuenta con banqueta y está llena de huecos
lodosos que cuando llueve te obliga a tomar la calle. Si cuentas con
algo de suerte puedes tomar uno cerca de
la entrada o podrías llegar a estacionar hasta
una distancia de 100 a 200 metros dependiendo del horario del día. No hay ninguna preferencia para alguien
discapacitado o mayor. Cuando una señora con bastón preguntó si podía estacionar
adentro. No, le dijo el policía de la pluma de la entrada. Una vez estacionada
la mujer trató de cortar el camino entrando por el estacionamiento prohibido
para coches pero supo que también para peatones, la entrada no es por aquí, le
dijo el policía de mal talante, indicándole que era metros más adelante, sin
ninguna pizca de sentido común, donde además le toco caminar otros 100 metros
para llegar a las oficinas.
¿Díganme quien nos
podrá defender de nuestros propios servidores empleados, si ellos se enseñorean
como si fueran los dueños y los que les pagamos nos toca sufrir toda su
ineficacia?